sábado, 13 de noviembre de 2010

Ni olvido ni perdón, Justicia

No me entra en la cabeza que se critique a este gobierno por su política de Derechos Humanos. Cualquiera de esos planteos que apuntan a una "utilización" por parte de los K de los DDHH me resulta indignante.
Los hechos están ahí, son concretos, la lucha sigue siendo la misma, ni olvido ni perdón y a veces pareciera que algunos se cansaron de esa lucha o ya no la encuentran tan atractiva y entonces critican.
A mi como joven nacido en la dictadura y educado en los noventa me da vergüenza que tipos como Lanata y Caparros (por nombrar a algunos) estén cansados de la dictadura, de algo que pasó hace 34 años.
Ojala las abuelas y las madres y los hijos pudieran cansarse de la dictadura, sacarse esa causa de encima porque ya pasó de moda, porque ya no resulta tan interesante. El problema es que no pueden, ni un puto día de sus vidas se van a poder olvidar que entre 1976 y 1983 en la Argentina hubo un gobierno que secuestró, mató y desapareció gente, no gente no, mejor pueblo, mejor hijos, padres, hermanos, nietos.
Y no hay militancia pasada que te permita de un día para el otro renegar de la búsqueda de justicia. Porque esos hijos, padres y hermanos se fueron para siempre pero todavía hay ahí afuera unos 400 nietos que deben recuperar su identidad. Entonces cuando veo que se critica al gobierno por hacerse cargo de esa responsabilidad no entiendo qué critican. Cuando gracias a este gobierno se volvieron a poner en marcha los juicios no entiendo qué critican. Cuando las madres y las abuelas expresan que nunca se sintieron tan respaldadas por un gobierno nacional no entiendo qué critican.

A veces pienso que muchos periodistas construyeron una carrera apoyando la causa de los derechos humanos, en momentos difíciles es verdad, hicieron mucho por la causa, pero también se alimentaron de ella. Que esos mismos periodistas y/o escritores un día se paren en otra vereda me hace dudar de por qué habían estado en primer lugar. Y los escucho hablar como si ellos hubiesen sido los únicos. Les doy una noticia, la causa de las madres y las abuelas y de las organizaciones de Derechos Humanos se sostuvo durante todos estos años con el apoyo y el esfuerzo de miles de hombres y mujeres anónimos que pusieron el cuerpo y el trabajo necesario para que la lucha nunca cayera, porque pensaron que era lo que había que hacer. Hombres y mujeres que no ganaron ningún punto de rating ni vendieron más o menos libros, que estuvieron y siguen estando porque creyeron y siguen creyendo en la búsqueda de justicia.

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